Si usted tiene un hijo a quien le han diagnosticado síndrome de Down, es posible que, al recibir la noticia, le dominen los sentimientos de pérdida, culpa y miedo. El hecho de hablar con otros padres de niños con síndrome de Down tal vez le ayude a superar la conmoción y la tristeza del principio y a encontrar formas de mirar hacia el futuro. Muchos padres comprueban que, si se informan al máximo sobre el síndrome de Down, consiguen mitigar algunos de sus miedos.
Los expertos recomiendan inscribir a los niños con síndrome de Down en programas de intervención precoz lo antes posible. Los fisioterapeutas, los terapeutas ocupacionales, los logopedas y los educadores infantiles podrán trabajar con su hijo para potenciar y acelerar su desarrollo.
Decidir a qué colegio va a llevar a su hijo puede ser complicado. Algunos niños con síndrome de Down tienen necesidades que se cubren mucho mejor en programas especializados, mientras que a otros les va mucho mejor asistir a un colegio ordinario con compañeros de clase que no tienen el síndrome de Down. Los estudios han mostrado que este tipo de situación, conocida como «de integración», es beneficiosa tanto para los niños con síndrome de Down como para los demás.
El equipo del distrito escolar donde lleve a su hijo colaborará con usted para decidir qué es mejor para su hijo en concreto, pero recuerde que en todas las decisiones que se tomen sobre su hijo se puede y se debe tener en cuenta su opinión, ya que usted es el mejor defensor de su hijo.
Hoy en día, muchos niños con síndrome de Down van al colegio y disfrutan de muchas de las actividades que practican otros niños de su edad. Unos pocos cursan estudios universitarios. Muchos hacen la transición a una vida semiindependiente. Y hay otros que, aunque siguen viviendo con sus padres, son capaces de trabajar fuera de casa, sintiéndose productivos y encontrando su lugar en la sociedad.
Imagen: r_ortega